Línea General

Nadie quiere pensar a largo plazo. Hay una incertidumbre generalizada en todos los ámbitos de la sociedad. Nadie cree sinceramente en la posibilidad práctica de un ideario emancipatorio, el excepticismo y la incredulidad domina la escena. Toda esta desesperanza es una sarcástica ironía porque en ningún otro tiempo como el presente las mujeres y los hombres necesitaron creer tanto en algo más allá de su mundo rutinario que se mueve en numerosas contradicciones diarias, contradicciones entre quienes crean y reinventan, entre nuestras raíces y el movimiento, entre las identidades individuales y nuestra comunidad, entre la diversidad y nuestro territorio. Si hay un término que define nuestro presente es el de confusión.

Y ante tanta confusión cómo poner orden a nuestros pensamientos… Básicamente conociendo a qué fuerzas nos enfrentamos en nuestro solar patrio, qué fuerzas intentan disimular la verdad del enfrentamiento que se desarrolló y se sigue desarrollando ahora mismo entre los estados hispano-franceses y nuestro viejo pueblo, entre las corporaciones y organizaciones empresariales y nuestra clase trabajadora. Estas tres son las fuerzas las que nos referimos:

1. El desarrollo del modelo socio-económico capitalista en su doble aspecto, esto es, al interior de nuestras fronteras y al exterior, fuera de nuestro propio territorio.

2. Las estructuras militares y jurídicas, a veces de manera autónoma pero en otras definidas y consagradas por las distintas legislaciones tanto francesas como españolas, empeñadas en construir la centralidad españolista y el afrancesamiento jacobino por medio de la represión y conculcación de derechos tanto individuales como colectivos.

3. La lucha de clases entre vasco-navarros, es decir, el choque entre proyectos nacionales y sociales antagónicos.

Históricamente las tres claves citadas responden a dos intereses enfrentados en términos globales y de los que nadie se puede escapar. Son en esencia las líneas maestras históricas de la contradicción a nivel mundial entre el capital y las clases trabajadoras, esto es:

1. De un lado, el conjunto de fuerzas corporativas y oligárquicas, con su bloque social y humano de apoyo y los Estados como instrumentos que ejercen su poder.

2. De otro, el conjunto de fuerzas nacionales, sociales y populares que luchan por su emancipación.

La sociedad actual es el resultado de la evolución de las convulsiones padecidas a lo largo de todos estos años en donde las tres fuerzas mencionadas han estado interactuado de manera constante. La grave situación ha colocado a los trabajadores y trabajadoras de hoy en día en la necesidad de repensar desde un plano general cómo se concreta el desarrollo y la profundización del proceso que tenemos que llevar a cabo para alcanzar nuestros objetivos, las fases por las que este mismo proceso debe transitar, así como de sus requisitos y herramientas para resolver las problemáticas que cada uno de esos tramos plantea. Por lo tanto y en este sentido, nuestra Línea General debe sostenerse en el tiempo con una cohesión y coherencia que básicamente consiste en derrotar el espíritu que domina esta época, el espíritu de la reacción corporativa y oligárquica que nos atenaza la conciencia. Así nuestra Línea General se sostiene en tres ejes íntimamente relacionados:

1. El eje Lucha ideológica- Política de la Cancelación

2. El eje Soberanía- Clase trabajadora

3. El eje Organizativo-Línea General y Política

1. Lucha ideológica- Política de la Cancelación

Hoy la lucha ideológica, la batalla de las ideas, el enfrentamiento al diversionismo ideológico o como en general o en cada caso sea pertinente llamarla, no solo es vital, sino que es más importante que nunca. Los daños realizados por el Globalismo Imperial son graves y están hechos, y hasta cabría preguntarse cómo es posible que no hayan sido mayores tras la imposición de la Política de la “cancelación”. La respuesta la da precisamente la herencia de Comunidad que nos ha dejado nuestro pasado de lucha. Sin embargo y aunque la conciencia de Comunidad sigue germinando en la mayoría de la clase trabajadora, no perdurá si la olvidamos pues las experiencias de las nuevas generaciones no son idénticas a las nuestras y mucho menos estáticas.

2. Soberanía nacional-Clase Trabajadora

Los y las patriotas vasco-navarras debemos incidir,en la medida de nuestras posibilidades, en todos los eventos de la vida económica y socio-política desde una perspectiva de clase. Mencionar repetidamente nuestra pertenencia a la clase trabajadora no es un antojo ni un hecho arbitrario. Son las clases asalariadas, las mayoritarias en nuestro país, las que con su voluntad de combate han sostenido y sufrido el peso y la represión más dura en la lucha por la supervivencia de nuestro pueblo. Es la clase trabajadora la que ha heredado la contradicción nacional como genuinamente propia, allí donde precisamente las burguesías regionalistas del pasado no fueron capaces o no quisieron solucionarla. En cada acontecimiento grande hay múltiples contradicciones y una es la que adopta el papel dominante. Venimos a confirmar que la lucha por la Restitución de nuestra soberanía es la manifestación más evidente de que nuestros planteamientos son antagónicos tanto contra el Estado francés y sus fuerzas políticas jacobinas como contra el Estado español y sus grupos regionalistas de apoyo. Sostenemos con firmeza por ello que nuestra lucha es una lucha «de y para» la Ruptura del marco establecido y por tanto contra el Globalismo Imperial. Nuestra Soberanía es una cuestión que sigue sobre el tapete de la historia y no existe un sólo movimiento o partido actual efectivo que pueda hacerlo realidad de forma completamente antagónica a las fuerzas regionalistas vascongada y navarrista y al capital globalizado, es decir, frontalmente contra ellos.

Respecto a la lucha por la emancipación de nuestra clase seremos sinceros y realistas, aún queda todo por hacer. La incidencia real de la clase trabajadora actual está lejos de poder cambiar el desarrollo de los acontecimientos de la gran política, de la lucha de clases a escala social y de masas. En todo caso, cabe la posibilidad real de que la clase trabajadora pueda bascular hacia la extrema derecha ante la falta de alternativas. Por lo tanto, aquí no hay abstracciones ni vacías declaraciones de principios que valgan: no hay condiciones que «de momento», posibiliten la emancipación de la clase trabajadora y mucho menos sin soberanía nacional aunque si existen espacios para la contención del neoliberalismo en la medida de nuestras posibilidades.

En las condiciones actuales y en términos generales como resultado del final del Ciclo revolucionario de Octubre estamos obligados a reconsiderar los requisitos de re-composición de la clase trabajadora tanto desde un punto de vista estratégico como en el aquí y ahora. Ya no es suficiente con rememorar o incluso recuperar el viejo discurso, ese binomio sostenido en independencia y socialismo ante el cual el reformismo ha demostrado su superioridad y el capital globalista su inmunidad.

3. Organización-Línea General y Política

Tenemos claro que un proyecto a futuro no surge, se construye. Debemos abordar la creación de una fuerza que sea capaz de hacer incidencia en la realidad que vivimos para que ésta pueda ser transformada en beneficio de nuestros intereses como pueblo y como clase. Es por ello que la construcción y desarrollo ideológico y organizativo está en principio diseñada en tres fases, eslabones de una cadena que permite su asimilación a través de círculos concéntricos a cada vez más contenidos y cuyos radios de acción van incluyendo paulatinamente a sectores sociales más extensos. Así, la aplicación de un plan de tareas lógico sería el siguiente, simplificando mucho:

1ª Etapa. Potenciar la batalla ideológica así como discusión y aceptación de una Línea General. En términos orgánicos las tareas son fundamentalmente de análisis y propagandísticas (difusión del proyecto lo máximo posible). Toda esta labor deberá ir cristalizando en la articulación de una dirección, aparatos y en la generación de una Asamblada incipiente de IS. En suma, se irá materializando un incipiente movimiento pre-partidario cuyo objetivo será la legalización.

Cuando el progreso en el cumplimiento de las tareas dadas y la construcción de IS sea valorado como suficiente, podrá iniciarse el paso a la siguiente etapa. Las cosas se pueden acelerar o atrasar en función de los compromisos que la gente vaya adquiriendo.

2ª Etapa. En términos ideológicos se trata de la aplicación de La Línea General a las condiciones concretas en Euskal Herria, es decir, transformar La Línea General en Línea Política. La línea política debe entrar a problemas y contradicciones cada vez más cercanas a los trabajadores y trabajadoras. Las cuestiones relacionadas con la transformación social reclaman el interés de un sector cada vez más amplio de nuestra sociedad. Es momento también de iniciar el contacto con lo que podemos denominar Vanguardia práctica,es decir, con la parte de esa gente que está involucrada en los problemas sociales y en la organización de la lucha de resistencias socio-económicas y políticas (conciencia de clase «en sí»). Y aunque las tareas fundamentales siguen siendo analíticas y propagandísticas se debe iniciar la generación de organismos propios.

3ª Etapa. Comienza la traducción de la Línea Política en Programa. Es el último paso de la traslación de la Línea General y Política hacia propuestas de acción. Las contradicciones sociales de la formación vasco-navarra se manifiestan en reivindicaciones en función de los problemas concretos que esas contradicciones producen. La que hemos denominado como Vanguardia práctica debe generar organismos en los distintos Frentes y fracciones sociales que faciliten la vinculación política de IS con el establecimiento de las bases que permitan la extensión e influencia para culminar el proyecto.